Los sudafricanos están peleandose por migajas: Una conversación con el líder sindical Irvin Jim

Sudáfrica está cada día más inestable, afirma Irvin Jim, Secretario General del mayor sindicato del país, NUMSA. La solución pasa por fomentar un espíritu de solidaridad que tendrá que surgir de las luchas y movimientos populares

December 24, 2022 by Vijay Prashad, Zoe Alexandra
NUMSA General Secretary Irvin Jim

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A mediados de diciembre, el Congreso Nacional Africano (CNA) celebró su conferencia nacional, en la que el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, fue reelecto como líder de su partido. Esto significa que dirigirá el CNA en las elecciones generales de 2024. Algunos de los delegados presentes en el Johannesburg Expo Center de Nasrec, Gauteng – en donde se celebró la conferencia del partido – le pidieron a gritos que dimitiera por un escándalo conocido como Farmgate (Ramaphosa sobrevivió a una votación parlamentaria contra su destitución a raíz de este escándalo).

Irvin Jim, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Metal de Sudáfrica (NUMSA, por sus siglas en inglés), nos dijo que su país “está sentado sobre llamas”. Actualmente, una serie de crisis sacuden Sudáfrica: una crisis de desempleo, una crisis eléctrica y una crisis de xenofobia. El contexto en el que se celebra la conferencia nacional del CNA es desolador. “La situación es brutal y dura”, afirma Irvin Jim. “La enfermedad social que vive la gente cada día es terrible. El índice de delincuencia es muy alto. La violencia de género que sufren las mujeres es muy alta. Las estadísticas nos muestran que, básicamente, la gente se pelea por migajas”.

En la conferencia del CNA, cinco de los siete puestos más importantes – desde el presidente hasta el tesorero general – quedaron en manos de partidarios de Ramaphosa. Con su equipo en el poder, y con él mismo como candidato presidencial en 2024, es poco probable que el ANC proponga cambios drásticos en su orientación política o que ofrezca al pueblo sudafricano una nueva perspectiva para el futuro del país.

El CNA ha gobernado Sudáfrica durante casi 30 años (tras el fin del apartheid en 1994) y desde entonces (y hasta las elecciones generales de 2014) el partido ha obtenido un imponente 62,65% de la cuota total de votos. En las últimas elecciones generales de 2019, Ramaphosa ganó con el 57,5% de los votos, muy por delante de cualquiera de sus oponentes. Este control del poder electoral ha creado una sensación de seguridad entre las altas esferas del CNA. Sin embargo, en las bases hay inquietud. En las elecciones municipales de 2021, el apoyo al ANC cayó por primera vez por debajo del 50%. En agosto de 2022 un sondeo de opinión nacional mostró que, si las elecciones (del 2024) se celebrasen en ese momento, el ANC obtendría el 42% de los votos.

Acuerdo negociado

Irvin Jim no es un desconocido para el ANC. Nacido en el Cabo Oriental de Sudáfrica en 1968, Jim se lanzó de joven al movimiento contra el apartheid. Obligado por la pobreza a abandonar sus estudios, trabajó en Firestone Tire en Port Elizabeth. En 1991, Jim se convirtió en delegado sindical del NUMSA. Como parte del movimiento comunista y del CNA, Jim pudo ver como el nuevo Gobierno – dirigido por el ex presidente sudafricano Nelson Mandela – acordaba un “acuerdo negociado” con la antigua élite del apartheid. Este “acuerdo”, argumentó Irvin Jim, “dejó intacta la estructura del capital monopolista blanco”, que incluía su propiedad privada sobre los minerales y la energía del país, así como de las finanzas. El Banco de la Reserva de Sudáfrica se comprometió, nos dijo, “a proteger el valor de la riqueza blanca”. En la nueva Sudáfrica, dijo, “los africanos pueden ir a la playa. Pueden llevar a sus hijos a la escuela de su elección. Pueden elegir dónde vivir. Pero el acceso a estos derechos viene determinado por su posición económica en la sociedad. Si no tienes acceso al poder económico, no tienes ninguna de estas libertades”.

En 1996, el CNA introdujo cambios en la estructura económica, pero sin perjudicar el “acuerdo negociado”. La política conocida como GEAR (Crecimiento, Empleo y Redistribución, por sus siglas en inglés) creó crecimiento para los dueños de la riqueza, pero no consiguió crear un proceso de empleo y redistribución a largo plazo. Debido a la incapacidad del ANC para abordar el problema del desempleo – catastróficamente, la tasa de desempleo fue del 63,9% durante el primer trimestre de 2022 para las personas de entre 15 y 24 años –, la angustia a la que se enfrentan los sudafricanos se ha agravado aún más. El CNA, dijo Irvin Jim, “ha expuesto al país a una grave vulnerabilidad”.

Solidaridad, no odio

Incluso si el ANC obtiene menos del 50% de los votos en las próximas elecciones generales, podrá quedarse con el Gobierno, ya que ningún otro partido atraerá un apoyo siquiera comparable (en las elecciones de 2019, la Alianza Democrática obtuvo apenas el 20,77% de los votos). Irvin Jim nos dijo que es necesario que las fuerzas progresistas de Sudáfrica luchen y “revisen el acuerdo negociado” y creen un nuevo esquema político para Sudáfrica. El Plan Nacional de Desarrollo 2030 del 2013 es una pálida sombra del tipo de política necesaria para definir el futuro de Sudáfrica. “Apenas hablaba de empleo”, dijo Jim. “Los únicos empleos de los que hablaba eran los de limpiacristales y peluquería. No había ningún impulso para defender la fabricación y la industrialización”.

Un nuevo programa – que revitalice la agenda de la libertad en Sudáfrica – debe buscar “el poder económico junto al poder político”, dijo Jim. Esto significa que “hay una auténtica necesidad de hacerse con la propiedad y el control de todas las cotas de mando de la economía”. Se calcula que las reservas minerales no energéticas de Sudáfrica tienen un valor estimado de entre 2,4 y 3 billones de dólares. El país es el mayor productor mundial de cromo, manganeso, platino, vanadio y vermiculita, así como uno de los mayores productores de oro, mineral de hierro y uranio. Cómo un país con tanta riqueza puede ser tan pobre tiene su respuesta en la falta de control público que Sudáfrica tiene sobre sus metales y minerales. “Sudáfrica tiene que asumir la propiedad pública de estos minerales y metales, desarrollar su procesamiento mediante la industrialización y proporcionar los beneficios a los sudafricanos marginados, sin tierra y desposeídos, la mayoría de los cuales son negros”, dijo Jim.

Ningún programa de este tipo se tomará en serio si la clase trabajadora y los pobres de las ciudades siguen fragmentados e impotentes. Jim nos dijo que su sindicato – NUMSA – está trabajando con otros para vincular “las luchas en los talleres con las luchas comunitarias”, a los “empleados con los desempleados”, y están construyendo una atmósfera de “solidaridad en lugar del espíritu de odio”. Las respuestas para Sudáfrica tendrán que venir de estas luchas, afirma el veterano dirigente sindical. “El pueblo”, dijo, “tiene que guiar a los líderes”.

Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Sus últimos libros son Struggle Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y The Withdrawal: Iraq, Libya, Afghanistan, and the Fragility of U.S. Power (con Noam Chomsky).

Zoe Alexandra es periodista y co-editora de Peoples Dispatch. Cubre movimientos sociales y políticas de izquierda en América Latina y el Caribe.

Este artículo fue producido para Globetrotter.