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La vida bajo la ocupación es una lucha constante. Esto se repite una y otra vez en la Conferencia Internacional de Medios de Comunicación, realizada en un campo de refugiados del Sáhara Occidental. La conferencia se celebró entre el 1 el 5 de mayo, organizada por la Unión Saharaui de Periodistas y Escritores (UPES).
El Sáhara Occidental está ocupado por Marruecos, un país en el que el rey Muhammad VI tiene pleno control sobre las fuerzas armadas, el poder judicial y toda la política exterior de Marruecos.
En el Sáhara Occidental, la monarquía marroquí viola los derechos humanos del pueblo saharaui. Las infancias sufren de desnutrición, los y las periodistas son encarceladas y a los observadores internacionales se les niega el acceso a los territorios ocupados.
La colonización del Sáhara Occidental por parte de Marruecos lleva produciéndose desde 1975; sin embargo, recibe poca atención por parte de la comunidad internacional. A través de la ocupación, Marruecos ofrece oportunidades comerciales a las empresas occidentales, mientras que el servicio de inteligencia marroquí utiliza programas espía israelíes para vigilar a los saharauis.
Pero el movimiento revolucionario saharaui por la libertad – el Frente Polisario – no se rinde: en 2020, el Polisario retomó la lucha armada contra Marruecos. Los saharauis esperan que un nuevo orden mundial, no dominado por Occidente, abra nuevas posibilidades en la lucha por un Sáhara Occidental libre e independiente.
Tierra ocupada
La conferencia de prensa tiene lugar en Wilayah de Bojador, uno de los cinco campamentos de refugiados saharauis situados en Argelia, en la frontera con el Sáhara Occidental. Argelia cedió la zona al Polisario, que administra los campamentos de refugiados.
Así, se puede decir que el Sáhara Occidental está dividido en tres zonas. Están los territorios ocupados del Sáhara Occidental, donde Marruecos está en el poder. Están las zonas liberadas del Sáhara Occidental, donde el Polisario está en el poder. Y luego están los campamentos de refugiados en Argelia, donde el Polisario también está en el poder.
Es posible que hayan viajado personas de todo el mundo para asistir a la conferencia de prensa. Sin embargo, son los participantes de los territorios ocupados del Sáhara Occidental los más aclamados en la apertura de los distintos debates. Esto se debe a las duras condiciones de vida en los territorios ocupados.
“Hoy en día, muchos niños y niñas sufren malnutrición debido a la ocupación”, afirma Buhubeini Yahya, responsable de la organización no gubernamental (ONG) Media Luna Roja Saharaui (CRS), que opera en los territorios ocupados.
Los problemas de malnutrición se deben en parte a que Marruecos bloquea actualmente el acceso del Polisario a los territorios ocupados, lo que hace que el movimiento por la libertad no pueda prestar ayuda humanitaria a la población local.
Periodistas y activistas
Los periodistas saharauis que quieren cubrir la desnutrición de los niños y las niñas en los territorios ocupados, por ejemplo, realizan un trabajo que puede costarles muy caro.
Bhakha*, que trabaja como periodista en los territorios, lo sabe.
“Mis colegas y yo intentamos sacar a la luz los crímenes de Marruecos. Pero varios han sido detenidos, algunos han recibido 27 años de cárcel”, dice Bhakha desde el escenario.
“La policía marroquí secuestra a periodistas y confisca nuestros teléfonos y cámaras. A los periodistas se les bloquean las cuentas bancarias y nuestros sitios web sufren ciberataques”, continúa.
Bhakha afirma que en los territorios ocupados, Marruecos está tomando medidas enérgicas contra los activistas que organizan manifestaciones y hablan en contra de la ocupación. Según él, se han “arrojado a activistas desde edificios altos” como castigo por protestar.
“Las autoridades marroquíes han intensificado su racha de violaciones contra los activistas saharauis independentistas mediante malos tratos, arrestos, detenciones y acoso en un intento de silenciarlos o castigarlos”, escribió la ONG Amnistía Internacional en 2021.
En ocho meses, Amnistía habría registrado “siete casos de tortura u otros malos tratos, tres registros domiciliarios, dos arrestos domiciliarios de facto y nueve casos de arrestos, detenciones y hostigamiento de personas en relación con el ejercicio pacífico de su libertad de expresión y reunión”.
Cárceles duras
Sukina no puede contener las lágrimas. Asiste a la conferencia de prensa para hablar de su hermano Hussein, un activista de los territorios ocupados que ha sido encarcelado por pronunciarse a favor de la independencia del Sáhara Occidental.
“Me resulta muy difícil hablar de lo mucho que está sufriendo mi hermano en la cárcel”, dice Sukina.
Junto a Sukina está el periodista Mustaffa, quien estuvo encerrado en una prisión marroquí como preso político por informar sobre la ocupación marroquí. Mustaffa describe un duro sistema penitenciario en el que los reclusos viven en “condiciones miserables” y circulan muchas enfermedades.
Según Prison Insider, una plataforma de información sobre prisiones, las organizaciones de derechos humanos están preocupadas por el “uso masivo de la tortura y los malos tratos a los presos en Marruecos y el Sáhara Occidental, donde los presos políticos son numerosos y especialmente vulnerables”.
Sukina dice que su familia tiene que pasar por muchas cosas para ver siquiera a su hermano Hussein en la prisión marroquí donde está recluido. Sólo llegar a la prisión puede llevar más de un día.
“La prisión está a muchos kilómetros de la casa de mi familia. Nos hemos visto obligados a caminar tanto que mi madre padece ahora una enfermedad renal. No hay ningún lugar cerca de la prisión donde podamos pasar la noche. Tenemos que ir y volver el mismo día”, dice.
Sukina continúa: “Una vez que llegamos allá, no es nada seguro que los guardias de la prisión marroquí nos dejen siquiera ver a mi hermano. Nos han rechazado varias veces con comentarios burlones”.
“Y cuando nos dejan reunirnos con Hussein, siempre es una reunión demasiado breve [y] bajo la supervisión de los guardias de la prisión. A mi hermano no se le permite decir ni una palabra sobre las condiciones de la prisión”, suspira Sukina.
El dinero habla
En la conferencia de prensa celebrada en el campamento de refugiados, muchos participantes locales expresan su frustración por el hecho de que la comunidad internacional, en general, haga la vista gorda ante la ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Según varios expertos presentes en el escenario, la falta de atención se debe a que Marruecos ofrece a las empresas occidentales acceso a los recursos naturales y a otras oportunidades comerciales en los territorios ocupados.
En estos territorios, las empresas europeas participan – mediante importaciones, exportaciones o prestación de servicios técnicos – en la minería de fosfatos, proyectos de energía eólica, agricultura y pesca.
La explotación económica del Sáhara Occidental sin el consentimiento del pueblo saharaui constituye una violación del derecho internacional. Los saharauis no han aceptado las actividades económicas en los territorios ocupados y no reciben una parte de los beneficios.
En 2017, las navieras danesas Ultrabulk y Clipper se vieron atrapadas en un fuego cruzado político cuando se supo que las navieras estaban enviando cargamentos desde el Sáhara Occidental ocupado. Anders Samuelsen, entonces ministro danés de Asuntos Exteriores del partido neoliberal Alianza Liberal, se negó a intervenir.
De este modo, las empresas y los Gobiernos occidentales contribuyen a mantener la ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Conexiones con Israel
Durante la conferencia, se produjeron repetidas expresiones de apoyo a los palestinos que sufren actualmente el genocidio de Israel. Todos los participantes se pusieron en pie y guardaron un minuto de silencio en solidaridad con Palestina.
De este modo, un pueblo ocupado se solidariza con otro. Los saharauis y los palestinos luchan contra sus respectivas potencias ocupantes, que colaboran entre sí.
En diciembre de 2020, un mes antes de que expirara su mandato presidencial, Donald Trump declaró que los Estados Unidos consideraba ahora que todo el Sáhara Occidental formaba parte del territorio marroquí. Esta es una de las decisiones que el actual presidente estadounidense, Joe Biden, ha optado por no cambiar.
A cambio de la declaración, los Estados Unidos exigieron que Marruecos estableciera relaciones diplomáticas con Israel. Hoy en día, Marruecos reconoce a Israel como Estado e Israel reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
También ha salido a la luz que Marruecos utiliza el programa espía israelí Pegasus para espiar a los activistas saharauis de Derechos Humanos.
“Marruecos utiliza Pegasus contra todos los contenidos relacionados con el Sáhara Occidental”, afirma Hamada Salma, ministro de Información del Sáhara Occidental.
Se reanuda la lucha armada
Aunque la mayor parte del mundo ignora la opresión de Marruecos sobre los saharauis, este pueblo no se ha rendido.
En 2020, el Frente Polisario, movimiento revolucionario por la libertad, decidió reanudar su lucha armada contra Marruecos.
Esto ocurrió después de que Marruecos rompiera un alto el fuego de larga duración que se remontaba a 1991. El alto el fuego entre el Polisario y Marruecos fue iniciado por la ONU.
El alto el fuego se basó en un acuerdo según el cual la ONU organizaría un referéndum en el que los saharauis votarían sobre si querían un Sáhara Occidental independiente o un Sáhara Occidental integrado en Marruecos.
Veintinueve años después, el referéndum no se ha materializado. Y cuando Marruecos rompió el alto el fuego el 13 de noviembre de 2020, lanzando una misión militar contra manifestantes pacíficos, el Polisario decidió reanudar la lucha armada.
Durante la conferencia de prensa, el soldado del Polisario Barak Mamir habló de la resistencia armada contra Marruecos. En diferentes regiones, el Polisario está atacando a las fuerzas marroquíes a lo largo del “Muro de la Vergüenza”, una fortificación de 2.700 kilómetros construida por Marruecos a través del Sáhara Occidental.
“Desde el 13 de noviembre de 2020, hemos llevado a cabo un total de 3.500 ataques”, afirma Barak Mamir.
Afectación a la economía
Según Barak Mamir, los ataques del Polisario contra los militares marroquíes han tenido un efecto significativo en la economía marroquí.
“Como consecuencia de nuestros ataques, Marruecos se ha visto obligado a duplicar su presupuesto militar. Esto significa que el precio de los productos de primera necesidad para el marroquí promedio ha aumentado considerablemente”, afirma.
En 2023, la cadena panafricana de noticias Africanews informó que el precio de las verduras en los mercados marroquíes era “casi tan caro como en algunos supermercados franceses”, a pesar de que el salario mínimo en Francia era cinco veces superior al de Marruecos.
“El régimen marroquí está haciendo todo lo posible para que el coste del conflicto no salga a la luz pública”, afirma Barak Mimir desde el escenario.
Esto también se aplica cuando los soldados marroquíes caen en combate.
Luchando por la libertad
“Cuando en Marruecos se informa a una familia de que su hijo ha muerto en combate, se le dice que no publique nada al respecto en las redes sociales”, afirma Barak Mimir.
Según él, varios soldados marroquíes también han sido procesados por elegir huir en lugar de luchar contra el Polisario. Decenas de soldados marroquíes incluso han abandonado el ejército en oposición a la monarquía marroquí.
Esto ha sucedido a pesar de que el ejército marroquí está armado con tecnología militar de última generación, como los drones.
Un soldado del Polisario explica que existen diferencias significativas entre los soldados marroquíes y los saharauis:
“Los soldados del Sáhara Occidental conocemos el país y luchamos por la libertad de nuestro pueblo. Los soldados marroquíes, en cambio, no han elegido luchar sino que se han visto obligados a hacerlo como parte de su trabajo”.
Según el soldado, ésta es una de las razones por las que el Polisario ha conseguido atravesar el “Muro de la Vergüenza”, dividido en una serie de líneas: alambre de púas, perros, un foso, el propio muro, 150.000 soldados y 8 millones de minas terrestres.
En uno de los campos de refugiados se encuentra el Museo de la Resistencia, donde los visitantes pueden ver varios de los tanques, sistemas de artillería y otras armas que los soldados del Polisario han conseguido arrebatar al ejército marroquí tras romper el muro.
Nuevo mundo, nueva esperanza
Pero para un movimiento revolucionario por la libertad, luchar contra una potencia militar armada con armas modernas fabricadas principalmente en Occidente no es un paseo por el parque. Muchos saharauis han caído en combate.
Tampoco es que los saharauis quieran la guerra. El objetivo es poder vivir en un Sáhara Occidental independiente y pacífico, se repite varias veces en la conferencia de prensa.
Varios participantes en la conferencia consideran que el nuevo orden mundial multipolar, en el que las potencias no occidentales tienen cada vez más peso, es un avance positivo que puede abrir la puerta a la liberación del Sáhara Occidental.
Marruecos se ha beneficiado históricamente del orden mundial unipolar, que durante décadas tras el final de la Guerra Fría en 1991 estuvo dominado por los Estados Unidos. Esto permitió a Marruecos ocupar el Sáhara Occidental sin consecuencias.
Pero ahora está surgiendo un nuevo orden mundial, y está haciendo sentir su presencia en la vecindad del Sáhara Occidental. Países como Níger, Mali y Burkina Faso han echado a los soldados occidentales de los Estados Unidos y Francia, respectivamente, para reforzar la cooperación con Rusia.
“Están surgiendo nuevas potencias, se están levantando más países diferentes. El mundo multipolar, en el que los Estados Unidos no dominan, reforzará la lucha por la liberación del Sáhara Occidental”, afirma el sirio Mahmoud Al-Saleh, presidente del Comité Árabe de Solidaridad con el Pueblo Saharaui.
Un periodista saharaui afirma que la lucha del Polisario contra la ocupación marroquí está recibiendo una mejor cobertura en los medios de comunicación no occidentales como Russia Today, un medio estatal ruso que también participa en esta conferencia de medios.
“Queda mucho camino por recorrer antes de que la comunidad internacional sea objetiva. Si sólo tuviera acceso a los medios de comunicación occidentales, el mundo nos vería como terroristas”, afirma el periodista.
Marc B. Sanganee es editor en jefe de Arbejderen, un periódico digital de Dinamarca.
Este artículo fue producido para Globetrotter.