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A principios de abril de 2024, las fuerzas armadas de cuatro países – Australia, Japón, Filipinas y los Estados Unidos – realizaron un ejercicio marítimo en el mar de China Meridional. El Warramunga de Australia, el Akebono de Japón, el Antonio Luna de Filipinas y el Mobile de los Estados Unidos trabajaron juntos en estas aguas para reforzar sus capacidades coordinadas y – como dijeron en una declaración conjunta – para “defender el derecho a la libertad de navegación y sobrevuelo y el respeto de los derechos marítimos según el derecho internacional”. Unas semanas más tarde, entre el 22 de abril y el 8 de mayo, buques filipinos y estadounidenses operaron junto a tropas navales australianas y francesas en el Ejercicio Balikatan 2024.
En este Balikatan (“hombro con hombro”), participaron más de 16.000 efectivos de las fuerzas armadas de estos dos países, en una zona del mar de China Meridional que se encuentra fuera de las aguas territoriales de Filipinas. La Guardia Costera de Filipinas participó también en el Ejercicio militar. Esto es significativo porque son los barcos de la Guardia Costera los que con más frecuencia se encuentran con barcos chinos en estas aguas internacionales, parte de las cuales están disputadas entre China y Filipinas. Aunque los documentos oficiales de estos ejercicios no mencionan a China por su nombre, no cabe duda de que están concebidos como parte de la creciente actividad militar impulsada por los Estados Unidos a lo largo de la frontera marítima china.
Durante el Ejercicio, los buques de la armada de Filipinas y los Estados Unidos atacaron y hundieron conjuntamente el BRP Lake Caliraya de la Armada Filipina que había sido dado de baja. El buque – fabricado en China – había sido donado a la marina por la Compañía Nacional de Petróleo de Filipinas en 2014. El hecho de que fuera el único barco de la armada filipina fabricado en China no pasó desapercibido dentro del país. La coronel Francel Margareth Padilla-Taborlupa, portavoz de las fuerzas armadas de Filipinas, dijo que se trataba de “pura coincidencia”.
Durante el Balikatan, los ministros de Defensa de las cuatro naciones principales se reunieron en Honolulu, Hawai, para discutir las implicaciones políticas de estos ejercicios militares frente a las costas de China. Richard Marles, de Australia, Kihara Minoru, de Japón, Gilberto Teodoro, de Filipinas, y Lloyd Austin, de los Estados Unidos, se reunieron por segunda vez para hablar de su colaboración en la región que denominan Indo-Pacífico. Fue al filo de esta reunión cuando los equipos de relaciones públicas de estos ministros empezaron a usar el término “Escuadra” para referirse a estos cuatro países. Aunque no anunciaron formalmente la creación de un nuevo bloque en Asia Oriental, este nuevo apodo pretende ser un anuncio de facto de su existencia.
De la Cuadrilateral a la Escuadra
En 2007, los líderes de Australia, India, Japón y los Estados Unidos se reunieron en Manila (Filipinas) para establecer el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (o Quad) mientras sus ejércitos realizaban el Ejercicio Malabar en el Mar de Filipinas. La Cuadrilateral no incluyó inicialmente a Filipinas, cuya presidenta en aquel momento – Gloria Arroyo – intentaba mejorar las relaciones entre su país y China. La Cuadrilateral no se desarrolló porque el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, estaba descontento con la creciente beligerancia de Washington hacia Pekín. La Cuadrilateral revivió en 2017, una vez más en Manila, con una agenda más franca para trabajar contra las ambiciones la Franja y la Ruta de China en la región (que el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, calificó de “economía depredadora”).
En el transcurso de los dos últimos años, los Estados Unidos se han sentido frustrados por la incomodidad de la India con el tipo de campaña de presión que EE. UU. ha estado montando contra China y Rusia. India se negó a dejar de comprar energía rusa con descuento, lo que fue una decisión pragmática durante un período electoral (aunque la compra de energía rusa por parte de India ha disminuido con el tiempo). Cuando se le preguntó si la India consideraría ser miembro de la OTAN+, el ministro de Asuntos Exteriores indio, S. Jaishankar, dijo que India no comparte la “mentalidad de la OTAN”. La reticencia de India a unirse en plena Nueva Guerra Fría contra China molestó al Gobierno estadounidense, que por ello decidió dejar a un lado a la Cuadrilateral y montar la Escuadra con el Gobierno (más dócil y ambicioso) del presidente filipino Bongbong Marcos. Sin embargo, es importante señalar que en abril India entregó a Filipinas un lote de misiles supersónicos de crucero BrahMos (vendidos por 375 millones de dólares y producidos por una empresa conjunta entre fabricantes de armas de la India y Rusia). Que estos misiles puedan formar parte de la nueva campaña de presión contra China no es algo que quede completamente descartado en las líneas el acuerdo.
Provocaciones
Desde su “pivote hacia Asia”, los Estados Unidos han tratado de provocar a China. La guerra comercial estadounidense que comenzó en 2018 se desvaneció en gran medida debido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y a su intento de construir las líneas de producción avanzadas para eludir las restricciones comerciales estadounidenses (por ejemplo, cuando los Estados Unidos trataron de impedir que China importara chips semiconductores, los chinos desarrollaron su propia capacidad de fabricación). El intento estadounidense de convertir a Taiwán en la primera línea de su campaña de presión tampoco ha dado frutos. La toma de posesión del nuevo presidente de Taiwán, Lai Ching-te, el 20 de mayo, pone al frente a un hombre que no está interesado en impulsar la independencia de Taiwán; sólo el 6% de la población de Taiwán está a favor de la unificación con China o de la independencia, y el resto de la población está satisfecha con el statu quo. Incapaces de crear la provocación necesaria sobre Taiwán, los Estados Unidos han trasladado su punto de mira a Filipinas.
Aunque Filipinas y China se disputan el estatus de varias islas en las aguas que las separan, estos desacuerdos no son suficientes para llevar a ninguno de los dos países a la guerra. En abril de 2024, el ex presidente de Filipinas Rodrigo Duterte recordó que cuando él era presidente (2016-2022), “no había ninguna disputa. Podemos volver a la normalidad. Espero que podamos poner fin al jaleo porque son los estadounidenses quienes están presionando al Gobierno filipino para que vaya y busque una disputa que, eventualmente, tal vez comience una guerra”. En marzo, el presidente Marcos dijo que “no está alborotando el avispero” y que no quiere “provocar” a China. Sin embargo, la formación de la Escuadra dos meses después indica que Filipinas sí ha sustituido ahora a Taiwán como Estado de primera línea para las provocaciones de los Estados Unidos contra China.
El vicepresidente de la Comisión Militar Central de China, Zhang Youxia, advirtió sobre los “músculos de cañonera”. “La realidad ha demostrado”, dijo, “que quienes hacen provocaciones deliberadas, avivan las tensiones o apoyan a un bando contra otro para obtener beneficios egoístas, al final sólo se perjudican a sí mismos”.
Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos Las Naciones Oscuras y Las Naciones Pobres. Sus últimos libros son Struggle Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y La retirada: Irak, Libia, Afganistán y la fragilidad del poder estadounidense (con Noam Chomsky).
Este artículo fue producido para Globetrotter.